Me llamo Tumor, tengo el control.
Mi víctima Venezuela, hoy Cubazuela.
Soy su motor, el roedor que la hizo peón.
Abrí ramas de éxtasis, hice metástasis.
Bebí gasolina; mastiqué justicia; tragué fusiles y escupí las maquinitas de los mil ardiles.
Soy fuerte, un gigante, como elefante.
Mis poros son loros, repito, soy el Rey.
Taladro moléculas, un soplo hecho topo.
Mis formas dibujan relieves, cumbres lejanas.
Lodo negro, oro que no lo compra todo.
Y entonces clavé mis dientes en una cima blanca de polvos mágicos.
Dejando como alma este cementerio sin calma.
La euforia creció mi escoria y fui generoso. Regué el polvo que se volvió tenebroso.
Llevo botas y trajes verdes o paltó y corbata, no importan disfraces, la colonia es una, mi reino es aquí, el infierno.
Venezuela, lamento que yo compongo y tormento.
Mis ronquidos timbran radio y televisión, surcan canales, apagan la comunicación.
Ni con varias voces, este cuerpo que colonizo ni engaña ni araña.
Su boca es un aliento de coca, vapores que matan y la vuelven loca.
Hoy soy tan fuerte y poderoso, mi feo rostro es su único rostro.
He sido hábil como reptil, nada me extirpa, ni las tripas.
Aquí pasa el tiempo y cada momento, mientras hago fiestas y miento.
Y en este cuerpo dopado y colonizado, no reaccionan neuronas, ni me quitan la corona.
Aunque me inyecten sedantes, sus fórmulas conmigo no tienen artes.
Y como no pueden, en lugar de aniquilarme buscan maquillarme.
Gané, soy amo y señor.
Y por ahora no es, sino por siempre.
Mi víctima se llama igual que yo.
Soy dueño de todo y mi nombre es Tumor.
Cojan palco ustedes, que aquí mando yo.
Gracias, poeta Jorge Zajia jzajia@icloud.com
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Muy bueno….solo espero con muchas ansias que lo podamos extirpar.
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