El Minotauro salvaje que transformó a Venezuela en un territorio de nadie, hoy campea por su cuenta, con la barriga llena de los sueños de prosperidad que nacen a partir de la fuerza individual, con iniciativas en todas las áreas del conocimiento. Con el potencial infinito que nos daba el petróleo, la palanca motriz del crecimiento económico estaba centrada en la explotación de todas las áreas energéticas: crudos, gas, carbón, aceites, grasas y lubricantes; refinación, estaciones de servicio, petroquímica, fuentes alternativas, centros de investigación, entrenamiento y difusión del conocimiento.
Todo este potencial tenía que desarrollarse necesariamente a partir de la participación de empresas nacionales y trasnacionales que inviertan capitales de riesgo y tengan los incentivos y capacidades requeridos para abordar asuntos tan complejos.

Pero no se ha querido abordar este problema directamente, sino que todo se ha vuelto un empaquetado político, que trasmite esencias ideológicas distorsionantes. Se sigue observando con suspicacia cualquier debate que se haga en torno a estas materias.
Abundan las voces que cuestionan lo que no tiene discusión, alegando que aquellos que defendemos estas tesis de participación privada en el negocio energético, perseguimos fines personalistas que no tienen en cuenta el interés nacional. Y nada es más lejano a la verdad. Los intereses del país solamente pueden defenderse a través de tesis y políticas públicas que abran las posibilidades del desarrollo sostenido.
El Minotauro está más gordo que nunca, se tragó buena parte de Venezuela. Solamente dándole término a este monstruo, podremos zafarnos del retraso y comenzar a caminar en la dirección correcta.

Chocolate
Nota: Si estás conectado desde un smartphone y no te funciona el dispositivo de pago, debes volver a entrar a este post a través del home del blog o presionar su link desde una pc o laptop.
$2.00
El Minotauro de asfalto y alquitran; excelente articulo JCSA.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Claro, preciso y conciso. Siento tanto dolor y rabia a la vez, ver cómo Juan Guaido sigue con gringolad en los ojos. No ve porque no quiere ver. El está ahí desaprovechando la bendición dada por Dios para ayudar a liberar a Venezuela y cada día desestima las opiniones de personas como usted, el Dr. Diego Arria, Aristeguieta Granko, Ricardo Hausmann, en fin, las mejores mentes de nuestro país por hacerle caso a los políticos que han hundido al país. El problema dejo de ser político hace mucho tiempo, pienso yo, y se convirtió en una perversidad hecha narcotráfico, crímenes, corrupción y toda una serie de males, que no solo dañaron nuestra nación sino el Continente.
Me gustaMe gusta