Prometeo… naciste de un ultraje, pero eso no te amilanó.
Hermano de Atlas, hijo de Hera, titán de titanes.
Zeus no fue obstáculo para tu valor y osadía.
Fuiste libre y no bajaste la cabeza.
Creíste en la humanidad y nos diste el fuego.
Fuego que prende el corazón y la mente.

Fuego que nos regala el Arte y hace Arte.
Artes que nos salvan de la mediocridad y del tedio.
Prometeo a ti te encadenó Hefesto a una roca, para que tus visceras fueran arrancadas.
No una, sino todas las veces del infinito, porque eres inmortal.
Prometeo a ti te visitó Hermés y te ofreció un pacto con Zeus, el amo que te humilló.
Pero dijiste NO!
Preferiste ser devorado por las rocas, la tierra y el tiempo.

Prometeo, a ti te liberó Hércules…
Heracles, que regresó del Averno para volverse eterno.
Y ya libre, volaste al Olimpo y desde allí nos das la lección
Eres nuestro maestro.
La vida es fuego, libre y digna.
Los cobardes se transan y los titanes luchan…
…y encadenados no pierden la dignidad. No se arrodillan ni pactan.
Aceptan su destino, altivos, dispuestos a morir bajo el peso de las rocas…
…como tú.
Piedras de estupidez, de la necedad de aquellos que copian y son ciegos.
Porque tu fuego dio luz…pero no a todos.
Algunos escogen las tinieblas.
Tu fuego ilumina y quema.
Cada quien escoge…
…como tú.
Ser libre…
…o morir esclavo.
