Haremos una breve reseña crítica de Residuos y cegueras: miradas desde una Caracas sitiada, de Sandra Pinardi; y de Escritores y lectores: la ciudad y la identidad construidas desde lo fantástico en cuatro cuentos de Rodrigo Blanco Calderón, de Pedro Luis Vargas.
Ambos ensayos están entrelazados en un tejido común: La Imposibilidad de lograr una Identidad a partir de los encuentros con la ciudad.
Más que un espacio urbano, Caracas es un monstruo voraz, que, con su violencia, fealdad y lo efímero de sus referentes, provoca desasosiego en sus habitantes. La tendencia es el insilio. Los caraqueños se refugian en sus respectivos hogares o en lugares extraños, como un restaurante chino, para crearse una burbuja evasiva que les posibilite la supervivencia psicológica.
Con los videos de Alexander Apóstol: República de Venezuela, Ghost City; y Caracas Suite, Pinardi explica cómo los ciudadanos se aíslan y sus referentes son los fantasmas. El miedo y la paranoia constituyen los elementos comunes, que identifican a los ciudadanos.

Con República de Venezuela, trae a la memoria el edificio donado a Colombia por Marcos Pérez Jiménez. La ciudad de Cali sufrió una explosión brutal, dejando en escombros varias edificaciones. El dictador quiso contribuir con la reconstrucción de la zona, donando una estructura de apartamentos residenciales y amplias zonas verdes, con el fin de recrear un espacio armónico y utilitario. Pero sucede una nueva tragedia: el edificio se vuelve un mundo decadente. Reina la delincuencia, la vagancia, la prostitución y los vicios. Una arquitectura bien planificada y hermosa, se torna en un paisaje feo y peligroso. Así, el República de Venezuela culmina como una irónica mueca del destino: más que edificio, es un microcosmos del país donante. Verlo, es recordar que la nación, a la que debe su nombre, corrió con la misma suerte.
Con Ghost City, Pinardi muestra las consecuencias de hacer de la violencia algo natural. Las personas se enclaustran, y solo así arman una Identidad, a través de los fantasmas de sus recuerdos y vivencias. Y, con los videos de Caracas Suite, donde son protagonistas El Silencio, el Helicoide, el 23 de enero y las torres del Centro Simón Bolívar, la ensayista sostiene que estos proyectos grandilocuentes, acabaron siendo cascarones vacíos, una “mancha blanca”, signo de una Identidad erosionada. Para Pinardi, los intentos de modernidad urbana concluyeron en escombros, borrados sus ambiciosos proyectos y referentes del pasado. Y “recorriendo la ruina podemos pensar, entonces, qué es lo que nos ocupa de y en ese deterioro, y por qué nos preocupa ese deterioro; pensar qué es lo que con mudez —como cuerpo y cosa— se gesta allí”.
Por su parte, Pedro Vargas se vale de los textos de Rodrigo Blanco: Una Larga fila de hombres, Los golpes de la vida, En la hora sin sombra y Los invencibles, para exponer también la fractura identitaria, generada por espacios urbanos que no simbolizan sino violencia, desasosiego y olvido. El punto central de Vargas es que la imaginación y lo fantástico, los referentes literarios, sirven como reemplazo del vacío dejado por una ciudad agresiva y arruinada. La realidad es tan opresiva y deprimente, que los ciudadanos intentan salvarse con los referentes ficticios, para hallar alguna Identidad. Ni siquiera el Ávila funciona. Allí también nos perdemos.
En el primer cuento, el personaje desea experimentar la realidad como si fuera un escenario ficcional, pero lo que logra es percatarse que lo único indestructible es “la nube de polvo que cubre la ciudad”. En la segunda historia, hay un pasado imposible de ser reconstruido. Y, entonces, se organiza la ciudad desde los relatos. En el tercer texto, el protagonista no logra explicarse a sí mismo en una ciudad inarticulada. Lo intenta con “las mentiras absolutas de la literatura”. Finalmente, en una ciudad marcada por la violencia, en el cuarto escrito encontramos a un personaje deseoso de saber que tan macho es. Acude a un Mirador para ser poseído por otro hombre. Pero se siente penetrado, no por éste, sino por la ciudad, que con violencia invade su intimidad.
En definitiva, tanto Pinardi como Vargas, se valen de recursos gráficos y literarios para ilustrar la tragedia Identitaria del venezolano. El monstruo urbano se traga la esperanza de contar con referentes que expliquen la existencia, más allá de la ruina, de los recuerdos fantasmáticos y de la ficción.
En El placer del Texto, Roland Barthes cita a Nietzsche: “La realidad es una metáfora solidificada”. Aquí, para construirla, solo quedan los relatos que nos creemos y los espectros de la memoria.
Pero esta realidad siempre terminará siendo un mito, el Quijote aventurado en nuevos significantes.
Agradecimiento a Argenis Monroy Ph.D.
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Mi querido Juan Carlos, a fin de preservar mi alma que no dejaba de llorar por vivir en la llamada Tierra de Gracia y que hoy es Tierra de desgracia , tuve que dejar Twitter y mi amada Venezuela, leer y ver tantas necesidades, entre ellas los niños famélicos , todo tipo de enfermaos, perritos abandonados y la horrible violencia , y que además, no hubo bolsillo ni corazón que aguantara tanto dolor, sin embargo , tengo la fortuna de recibir tus publicaciones por correos que me llenan de nostalgia pero que leo con mucha parsimonia desde estas tierras del Reino Unido, en Londres que por días estuvo también en silencio y sola .
Gracias por tu constancia y fortaleza .
Dios te hará merecedor de mucha salud y bendiciones .
Un abrazo
Blanca J.
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Muchas gracias Blanca, por tan bellas y cállidas palabras. Fuerte abrazo,
JC
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