Arte Filosofía Literatura

El Crítico Artista

Las personas vulgares no comprenden el valor del pensamiento, condenan las ideas que consideran peligrosas, cuando son precisamente las ideas peligrosas las únicas dignas de llamarse ideas. Las ideas peligrosas confrontan los convencionalismos y proponen los cambios de estructuras, removiendo los cimientos de lo conocido, de aquello que es aceptado socialmente. (...) Y el arte supremo es la literatura, y el medio más bello, más delicado y más perfecto es el de las palabras.


El Crítico Artista -de Oscar Wilde-, es una obra fascinante, donde el escritor inglés asume dos personalidades – Gilbert y Ernest –   que a la manera de Sócrates, en el Banquete de Platón, debaten entre sí sobre el arte y sus implicaciones para la vida humana. Wilde demuestra que el ejercicio de la crítica es esencial para el artista y la autoevaluación que pueda hacer de su propia creación. Y también que la crítica es vital para la obra creada y su apreciación por parte de terceros; así como las posibilidades de trascendencia que pueda tener la misma como consecuencia precisamente de su valor comparativo con otras creaciones.

Wilde demuestra que el ejercicio de la crítica es esencial para el artista y la autoevaluación que pueda hacer de su propia creación.

A continuación, resaltaremos las ideas más destacadas del ensayo, que consideramos una genuina joya para la reflexión de asuntos de gran importancia para cualquier persona que tenga interés en las manifestaciones creativas del ser humano. 

A efectos de este escrito, fusionaremos ambas voces – la de Gilbert y Ernest – en una sola, la del creador de ambas: Oscar Wilde; al final es él quien nos ilustra.

La conversación se inicia a partir del libro de memorias que uno de los personajes está leyendo. Wilde afirma que la sociedad inglesa se conforma con la mediocridad y es tajante con su juicio: si, el público es prodigiosamente tolerante: lo perdona todo, menos el talento. Esta frase es un clásico de Wilde, donde se percibe un rasgo que le caracterizó durante toda su vida, la elegante ironía que imprimía a sus reflexiones sobre cualquier tema, donde nunca perdía la oportunidad de desnudar hasta el hueso cualquier intento de burlar la verdad. 

Wilde afirma que la sociedad inglesa se conforma con la mediocridad y es tajante con su juicio: si, el público es prodigiosamente tolerante: lo perdona todo, menos el talento.


El Partenón / Grecia


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Inicia sus disquisiciones sobre la crítica, retando al lector acerca de la necesidad o no de su existencia.  Se pregunta si en Grecia existía la crítica, y es categórico al concluir que los griegos eran una nación de críticos de arte.

Allí marca el tono del resto del ensayo, no sin antes recordar que vivimos en un siglo en el que no se toma en serio más que a los imbéciles, y vivo con el terror de no ser comprendido. Para Wilde la principal deuda con Grecia es su espíritu crítico, que extendió prácticamente a todas las actividades humanas, y por supuesto al arte, a las artes supremas: la vida y la literatura. 

Para Wilde la principal deuda con Grecia es su espíritu crítico, que extendió prácticamente a todas las actividades humanas, y por supuesto al arte, a las artes supremas: la vida y la literatura. 

Homero (Siglo VIII a.C.)


El arte más perfecto sería aquel que refleja con mayor plenitud al hombre en toda su infinita variedad. Los griegos consideraban el arte de escribir como un medio de contar, siendo su prueba la palabra hablada en sus relaciones musicales y métricas. La voz era el agente intermediario y, el oído, el crítico. 

Especula Wilde sobre la ceguera de Homero y tantea con la posibilidad de que la misma haya sido un mito, creado en tiempos de crítica, para recordar que un gran poeta es siempre un vidente cuyos ojos corporales ven menos que los del alma (Recordemos a Platón y a los estoicos)[1]; y es también un cantor auténtico, que construye su poema con música, repitiendo indefinidamente cada verso hasta captar el secreto de su melodía. 

El arte más perfecto sería aquel que refleja con mayor plenitud al hombre en toda su infinita variedad. Los griegos consideraban el arte de escribir como un medio de contar, siendo su prueba la palabra hablada en sus relaciones musicales y métricas.


Lucifer, protagonista de «El Paraíso perdido»

Pone como ejemplo a Milton. Afirma que no fue sino hasta que el autor de el paraíso perdido se quedó ciego que éste pudo componer con su propia voz. Seguidamente se adentra en un análisis sobre Aristóteles y la importancia de su poética, a la que considera una obra mal escrita, pero celebra su concepción general y sus grandes aportes en lo relativo a la acción del arte sobre la ética y su importancia para la cultura y el desarrollo del espíritu. 


Wolfgang Goethe (1749 – 1832)

Wilde dice que Platón ya había logrado ese objetivo, pero que fue gracias a Aristóteles y su poética que el arte es considerado ya no desde un punto de vista moral, sino puramente estético.

Y este aporte es trascendental y lo compara con Goethe en la comprensión de la belleza que emana de la expresión de las pasiones, la piedad y el terror. Esta espiritualización de la Naturaleza, es estética y no moral, como Lessing sostenía. 

Wilde dice que Platón ya había logrado ese objetivo, pero que fue gracias a Aristóteles y su poética que el arte es considerado ya no desde un punto de vista moral, sino puramente estético.

Reitera que los griegos han sido quienes nos han legado todo nuestro sistema de crítica de arte, pudiendo apreciar la delicadeza de su instinto por el hecho de que el arte que más atentamente criticaban era el lenguaje.

En este sentido, afirma Wilde que la materia que emplean los pintores y escultores es pobre comparada con las palabras. Porque las palabras poseen música, colores vivos, y una forma plástica tan cierta y segura como la del mármol o el bronce, pero solo ellas, las palabras, poseen el pensamiento, la pasión y la espiritualidad.

Porque las palabras poseen música, colores vivos, y una forma plástica tan cierta y segura como la del mármol o el bronce, pero solo ellas, las palabras, poseen el pensamiento, la pasión y la espiritualidad.

Aunque los griegos no hubieran hecho más que la crítica del lenguaje, no por eso dejarían de ser los más grandes críticos de arte del mundo, porque conocer los principios del arte más elevado es conocer los principios de todas las artes.

Aunque los griegos no hubieran hecho más que la crítica del lenguaje, no por eso dejarían de ser los más grandes críticos de arte del mundo, porque conocer los principios del arte más elevado es conocer los principios de todas las artes.

Para Wilde, el espíritu crítico es absolutamente vital para que exista la creación artística. Quien no posee esa facultad crítica no puede crear nada en arte.  No hay arte dotado de belleza sin conciencia de sí mismo

Detrás de todo lo maravilloso siempre está el individuo, no siendo el momento el que hace al hombre, sino el hombre el que crea la época. Y una época sin crítica sería una época donde el arte no existe o permanecería inmóvil, hierático, limitándose a la reproducción del pasado.

Quien no posee esa facultad crítica no puede crear nada en arte.  No hay arte dotado de belleza sin conciencia de sí mismo.


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Siendo la creación un fenómeno que tiende a repetirse a sí mismo, es gracias a la facultad crítica que se tiene la capacidad de inventar formas nuevas.  El puro instinto creador no invoca, sino que reproduce; y cada nueva escuela grita contra la crítica, cuando es por la facultad crítica que pueden surgir las nuevas escuelas.  

Por eso es muy importante estar consciente de aquello que es mediocre, porque con la mayoría de las creaciones sucede que la mediocridad juzga a la mediocridad, y la incompetencia se aplaude a sí misma.  Y resulta que muy raídamente se puede decir si un libro es bueno o si no tiene valor alguno. ¿Para qué perderse en un libro estúpido? Sencillamente se cata el libro y eso ya debería ser suficiente. 

Por eso es muy importante estar consciente de aquello que es mediocre, porque con la mayoría de las creaciones sucede que la mediocridad juzga a la mediocridad, y la incompetencia se aplaude a sí misma. 

El termómetro para reconocer a estos libros descartables es que no aportan nada nuevo, ningún elemento de placer, no sugieren ningún nuevo impulso de pensamiento, pasión o belleza. Deben dejarse en el olvido que merecen. 

El termómetro para reconocer a estos libros descartables es que no aportan nada nuevo, ningún elemento de placer, no sugieren ningún nuevo impulso de pensamiento, pasión o belleza.

Es algo que debe tomarse muy en serio, porque todo lo compartimos con los animales inferiores, todo menos la palabra, que es la que nos permite elevarnos por encima de éstos, y también entre los mismos hombres; es la palabra la que permite elevarnos unos de otros, gracias al lenguaje, que es el padre y no el hijo del pensamiento. 

porque todo lo compartimos con los animales inferiores, todo menos la palabra, que es la que nos permite elevarnos por encima de éstos, y también entre los mismos hombres; es la palabra la que permite elevarnos unos de otros, gracias al lenguaje, que es el padre y no el hijo del pensamiento. 



Los hombres somos esclavos de las palabras. El  hombre cuando obra es solo una marioneta, pero cuando describe es un poeta. El mundo está hecho por el poeta para el soñador. Solo la literatura nos muestra el cuerpo en su actividad y el alma en su agitación.


William Shakespeare (1564 – 1616)

Los hombres somos esclavos de las palabras. El  hombre cuando obra es solo una marioneta, pero cuando describe es un poeta. El mundo está hecho por el poeta para el soñador. Solo la literatura nos muestra el cuerpo en su actividad y el alma en su agitación.

La crítica es un arte, es creadora en el más alto sentido de la palabra. Es creadora e independiente. Ocupa la misma posición respecto a la obra de arte que critica, es una creación dentro de otra creación.

La crítica es un arte, es creadora en el más alto sentido de la palabra. Es creadora e independiente. Ocupa la misma posición respecto a la obra de arte que critica, es una creación dentro de otra creación.

Al igual que Shakespeare, Keats, Homero y Esquilo no tomaron sus temas directamente de la vida, sino que los buscaron en la mitología, la leyenda y los antiguos cuentos, el crítico utiliza materiales que otros han purificado para él.

La crítica elevada es la forma más pura de impresión personal, y por esto, en su género, es hasta más creadora que la creación, porque tiene menos relación con un modelo cualquiera exterior a ella misma y es su propia razón de existencia, un fin por ella misma y para sí misma, tal y como afirmaban los griegos.

Al igual que Shakespeare, Keats, Homero y Esquilo no tomaron sus temas directamente de la vida, sino que los buscaron en la mitología, la leyenda y los antiguos cuentos, el crítico utiliza materiales que otros han purificado para él.

La crítica elevada es el relato de un alma. Es más fascinante que la historia porque no se ocupa más que de sí misma, es más encantadora que la filosofía porque su tema es concreto y no abstracto, real y no vago.

La crítica elevada es el relato de un alma. Es más fascinante que la historia porque no se ocupa más que de sí misma, es más encantadora que la filosofía porque su tema es concreto y no abstracto, real y no vago.

Es la única forma civilizada de autobiografía, porque en lugar de ocuparse de los acontecimientos, se centra en los pensamientos de un ser y su vida, no de las contingencias de la vida física, sino de las pasiones imaginativas y de los estados superiores de la inteligencia.

Es la única forma civilizada de autobiografía, porque en lugar de ocuparse de los acontecimientos, se centra en los pensamientos de un ser y su vida, no de las contingencias de la vida física, sino de las pasiones imaginativas y de los estados superiores de la inteligencia.

La crítica superior es esencialmente subjetiva e intenta revelar su propio secreto y no el secreto ajeno, porque se ocupa del arte no como expresión, sino como emoción pura.  El sentido de toda bella cosa creada está tanto en el alma de quien la contempla como en el alma de quien la creó.

De hecho, es más el espectador quien presta a la cosa bella sus innumerables significados y nos la hace maravillosa. Una vez terminada la obra, la misma posee una vida propia e independiente, pudiendo expresar algo muy distinto de aquello que supuestamente le habían encargado que dijera. La belleza tiene tantos significados como estados de ánimo tiene el Hombre, es el símbolo de los símbolos.

La belleza tiene tantos significados como estados de ánimo tiene el Hombre, es el símbolo de los símbolos.

La Belleza lo revela todo porque no expresa nada, cuando aparece ante nosotros nos muestra con ardientes colores todo el Universo. La belleza que da a la creación su elemento universal y estético, hace del crítico un creador y murmura mil cosas diferentes que no estaban en el espíritu del autor.

Por esto es que el crítico elevado, el esteta, rechaza los modos de arte que son evidentes y solo dicen una cosa; prefiere aquellos que le son sugeridos por el ensueño o por un determinado estado de ánimo; su belleza imaginativa permite que todas las interpretaciones sean ciertas y que ninguna sea definitiva.

La obra creadora del crítico se parecerá a la obra que le haya incitado a crear, una relación parecida a la de la Naturaleza y la obra del artista decorador; y no de la Naturaleza y el espejo que la refleja.


David (Miguel Ángel)



El crítico reproduce la obra sobre la cual escribe de una manera que nunca es imitativa, y allí reside su encanto. Y en esta repulsa de su semejanza, el crítico nos muestra no solamente el sentido, sino también el secreto de la Belleza. Transformando cada arte en literatura, resuelve de una vez y para siempre el problema de la unidad del arte. El crítico es un intérprete, y para hacerlo acertadamente debe volcar su propia personalidad en su interpretación. Porque para comprender a los demás, se debe intensificar la comprensión de la propia personalidad.

El crítico es un intérprete, y para hacerlo acertadamente debe volcar su propia personalidad en su interpretación. Porque para comprender a los demás, se debe intensificar la comprensión de la propia personalidad.

Y el elegido vive para no hacer nada, porque la acción es limitada y relativa. No hacer absolutamente nada es la cosa más difícil del mundo, la más difícil y la más intelectual. Wilde cita a Platón y Aristóteles. Afirma que, para estos filósofos, apasionados de la sabiduría y la ciencia, no hacer nada era la forma más noble de energía.

No hacer absolutamente nada es la cosa más difícil del mundo, la más difícil y la más intelectual. Wilde cita a Platón y Aristóteles. Afirma que, para estos filósofos, apasionados de la sabiduría y la ciencia, no hacer nada era la forma más noble de energía.

Todo arte es inmoral, porque la emoción por la emoción misma es la finalidad del arte, y la emoción por la acción es la finalidad de la vida. La sociedad perdona al criminal, pero nunca lo hace con el soñador.

Todo arte es inmoral, porque la emoción por la emoción misma es la finalidad del arte, y la emoción por la acción es la finalidad de la vida. La sociedad perdona al criminal, pero nunca lo hace con el soñador.

Las bellas emociones estériles que el arte despierta en nosotros, son aborrecidas por la sociedad. Por eso hay mucho más que aprender de los pecadores, que de los necios que se acercan a preguntarnos qué hacemos en nuestras vidas. 

Por eso hay mucho más que aprender de los pecadores, que de los necios que se acercan a preguntarnos qué hacemos en nuestras vidas. 

Y es con el desarrollo del espíritu crítico que podemos llegar a comprender no solo el sentido de nuestras propias vidas, sino la vida colectiva de la raza. Para saber algo de uno mismo, hay que saberlo todo de los demás. No debe existir ningún estado del alma con el que no se pueda simpatizar, ni ningún extinto modo de vida que no se pueda resucitar.

Para saber algo de uno mismo, hay que saberlo todo de los demás. No debe existir ningún estado del alma con el que no se pueda simpatizar, ni ningún extinto modo de vida que no se pueda resucitar.

La vida contemplativa nos revela que nunca somos tan esclavos como cuando intentamos actuar. Por esto, no es nuestra vida la que vivimos, sino la vida de los muertos. Nuestra alma es más sabia que nosotros y su saber es amargo (Aquí Wilde vuelve a recordarnos a Platón y su filosofía idealista de la reminiscencia del alma).

La vida contemplativa nos revela que nunca somos tan esclavos como cuando intentamos actuar. Por esto, no es nuestra vida la que vivimos, sino la vida de los muertos. Nuestra alma es más sabia que nosotros y su saber es amargo

Nos llena de deseos imposibles y nos hace perseguir lo que sabemos que nos es imposible alcanzar. Pero puede hacer algo por nosotros. Puede alejarnos de ambientes cuya belleza es vulgar, o cuya innoble fealdad y míseras pretensiones son nocivas al perfeccionamiento de nuestro desarrollo. Puede ayudarnos a evadirnos del siglo que hemos nacido, para irnos a vivir a otras edades, sin sentirnos desterrados de ellas. Puede enseñarnos a huir de nuestra experiencia y a conocer de otros seres más grandes que nosotros. 

Se pregunta Wilde:

¿Qué es el verdadero crítico sino aquel que lleva dentro de sí los sueños, las ideas y los sentimientos de miles de generaciones, y para quien ninguna forma de pensamiento es extraña, ni oscura ninguna emoción?

¿Y cuál es el verdadero hombre culto sino aquel que por medio de una delicada erudición y una laboriosa eliminación ha hecho el instinto consciente e inteligente, y puede separar la obra que posee distinción de la que no la tiene,

y así, por contacto y comparación, adueñarse de los secretos de estilo y escuela, escuchar sus voces, comprender sus significados y desarrollar ese espíritu de curiosidad desinteresada que es la verdadera raíz y la verdadera flor de la vida mental y que alcanzando así la lucidez intelectual, conociendo lo mejor de cuanto se sabe y se piensa en el mundo vive con los inmortales?



Definitivamente, afirma Wilde, es la vida contemplativa, esa que tiene por finalidad “ser” y no “obrar”, y no solamente “ser”, sino “devenir”, “hacerse”, es la que nos da el espíritu crítico.

Se pregunta: ¿es inmoral este género de vida? Y responde afirmativamente que todas las artes son inmorales, excepto esas formas inferiores de arte sensual o didáctico cuyo objeto es excitar a la acción, buena o mala. Y la acción pertenece a la ética, pero la finalidad del arte es crear estados del alma. 

Y la acción pertenece a la ética, pero la finalidad del arte es crear estados del alma. 

Los que intentan guiar al pueblo sólo pueden lograrlo siguiendo al populacho. Los caminos de los dioses se preparan únicamente por la voz de alguien que predica en el desierto.

Los que intentan guiar al pueblo sólo pueden lograrlo siguiendo al populacho. Los caminos de los dioses se preparan únicamente por la voz de alguien que predica en el desierto.

La auto cultura es el verdadero ideal del Hombre. Goethe lo comprendió así y por eso le debemos más que a ningún otro desde los tiempos de los griegos. Los griegos lo entendieron y por eso legaron al pensamiento moderno el concepto de la vida contemplativa y el método crítico que únicamente puede llevar ella. Fue lo único que hizo grande al Renacimiento y que dio origen al Humanismo.

La auto cultura es el verdadero ideal del Hombre. Goethe lo comprendió así y por eso le debemos más que a ningún otro desde los tiempos de los griegos. Los griegos lo entendieron y por eso legaron al pensamiento moderno el concepto de la vida contemplativa


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Las personas vulgares no comprenden el valor del pensamiento, condenan las ideas que consideran peligrosas, cuando son precisamente las ideas peligrosas las únicas dignas de llamarse ideas.

Las personas vulgares no comprenden el valor del pensamiento, condenan las ideas que consideran peligrosas, cuando son precisamente las ideas peligrosas las únicas dignas de llamarse ideas.

Las ideas peligrosas confrontan los convencionalismos y proponen los cambios de estructuras, removiendo los cimientos de lo conocido, de aquello que es aceptado socialmente.

Las ideas peligrosas confrontan los convencionalismos y proponen los cambios de estructuras, removiendo los cimientos de lo conocido, de aquello que es aceptado socialmente.

Pero lo cierto es que cuanto más objetiva parece ser una creación más subjetiva es en realidad. Shakespeare nunca nos habla de él en sus obras, y es precisamente por eso, que éstas nos revelan de una manera absoluta mostrándonos su verdadero temperamento.



El hombre es lo menos posible él mismo cuando habla en persona. Dele pues un antifaz, y dirá la verdad.  Los artistas se copian a sí mismos o copian a los demás, en aburrida repetición (Por eso Platón los despreciaba y consideraba que debían ser expulsados de Atenas)[2].

El hombre es lo menos posible él mismo cuando habla en persona. Dele pues un antifaz, y dirá la verdad.  Los artistas se copian a sí mismos o copian a los demás, en aburrida repetición (Por eso Platón los despreciaba y consideraba que debían ser expulsados de Atenas)

Pero la crítica avanza siempre, y el crítico progresa sin cesar. El crítico no se halla realmente limitado a la forma subjetiva de expresión. Para llegar a lo que uno realmente cree, hay que hablar con labios ajenos. Para conocer la verdad, hay que imaginar miles de mentiras.

Para conocer la verdad, hay que imaginar miles de mentiras.

En materia de arte, la verdad es nuestro último estado del alma. Y el crítico dispone de tantas formas objetivas de expresión como el artista mismo. Y el arte supremo es la literatura, y el medio más bello, más delicado y más perfecto es el de las palabras.

Y el arte supremo es la literatura, y el medio más bello, más delicado y más perfecto es el de las palabras.

Wilde sostiene que un crítico no puede ser parcial, porque el arte es pasión, y el hombre que ve los dos lados de una cuestión no percibe nada de ella. El arte le habla al alma. Tenemos que entregarnos en absoluto a la obra de arte para lograr obtener su secreto.

Wilde sostiene que un crítico no puede ser parcial, porque el arte es pasión, y el hombre que ve los dos lados de una cuestión no percibe nada de ella. El arte le habla al alma.

El arte crea en quien lo contempla una locura divina. No nace de la inspiración, pero inspira a los demás. No se dirige a la razón. No hay nada sano en el culto a la Belleza. Es una cosa demasiado espléndida para ser cuerda. Un poco de sinceridad es peligroso y una gran sinceridad es absolutamente fatal. El verdadero crítico será siempre sincero al principio de la Belleza, pero nunca se dejará limitar por ninguna costumbre establecida de pensar o por alguna estereotipada manera de ver las cosas.



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La esencia del pensamiento, como la esencia de la vida, es el crecimiento. Lo que las gentes llaman insinceridad es el método por el cual multiplicar nuestra personalidad.

Las opiniones de las gentes incultas nos mantienen en contacto con la ignorancia de la sociedad.


Las opiniones de las gentes incultas nos mantienen en contacto con la ignorancia de la sociedad.

La verdadera finalidad de la educación es el amor a la belleza y los mejores métodos educadores son el desarrollo del temperamento, el cultivo del gusto y la formación del espíritu crítico.



La verdadera finalidad de la educación es el amor a la belleza y los mejores métodos educadores son el desarrollo del temperamento, el cultivo del gusto y la formación del espíritu crítico.

El verdadero artista es el que va no del sentimiento a la forma, sino de la forma al pensamiento y a la pasión. Una pasión real, basada en algo que se tiene que decir sería la ruina del artista.

El verdadero artista es el que va no del sentimiento a la forma, sino de la forma al pensamiento y a la pasión. Una pasión real, basada en algo que se tiene que decir sería la ruina del artista.

Toda mala poesía nace de sentimientos reales. Ser natural es ser claro y, por consiguiente, inartístico. El encanto puro y maravilloso pertenece a las obras de pura ficción.

Toda mala poesía nace de sentimientos reales. Ser natural es ser claro y, por consiguiente, inartístico. El encanto puro y maravilloso pertenece a las obras de pura ficción.

Los malos artistas se admiran mutuamente. Pero un artista verdaderamente grande no puede concebir la vida revelada, o la belleza modelada en condiciones distintas a las escogidas por él.

Los malos artistas se admiran mutuamente. Pero un artista verdaderamente grande no puede concebir la vida revelada, o la belleza modelada en condiciones distintas a las escogidas por él.

La creación emplea toda su facultad crítica en su propia esfera y no puede utilizarla en la esfera de los demás. Precisamente porque un hombre no puede crear una cosa es por lo que resulta un buen juez para ella. Para el gran poeta no hay más que un método musical: el suyo.

Precisamente porque un hombre no puede crear una cosa es por lo que resulta un buen juez para ella. Para el gran poeta no hay más que un método musical: el suyo.

El crítico de arte, y sólo él, puede apreciar todas las formas y todas las maneras. A él es a quien se dirige el arte. El porvenir pertenece a la crítica. Si el arte creador debe durar, sólo puede conseguirlo a condición de llegar a ser mucho más crítico que en su estado presente.

La crítica es la que vence los prejuicios sociales, la crítica es la que supera las injusticas, es la crítica la que nos guía. El espíritu crítico y el espíritu del universo forman un todo. 


En conclusión, Wilde sostiene lo siguiente:

  1. Es más difícil hablar de una cosa que hacerla.
  2. No hacer nada absolutamente es lo más difícil que hay en el mundo.
  3. Todo arte es inmoral.
  4. Todo pensamiento es peligroso.
  5. La crítica es más creadora que la creación.
  6. La crítica más elevada es la que revela en la obra de arte lo que el artista no ha puesto en ella.
  7. Precisamente porque un hombre no puede hacer una cosa es por lo que es juez adecuado para ella.
  8. El verdadero crítico es parcial, insincero e irrazonable.

Y al final Wilde concluye afirmando que solo los soñadores pueden hallar su camino a la luz de la luna y que, en castigo de eso, ven la aurora antes que el resto del mundo.



Y al final Wilde concluye afirmando que solo los soñadores pueden hallar su camino a la luz de la luna y que, en castigo de eso, ven la aurora antes que el resto del mundo.


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[1] Comentario personal entre paréntesis, ajeno a lo tratado por Wilde.

[2] Aclaratoria personal entre paréntesis, ajenas a lo tratado en el texto de Wilde que se comenta.










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3 comentarios

  1. Buenas tardes Dr. Gracias por todos sus escritos, como Metafísica le puedo decir que son excelentes y muchos premonitorios, muchos reflejan la cruda realidad de nuestra amada Nación. Sus Escritos me relajan y entretienen mucho, Dios quiera y lleguen a muchos lectores.

    Dios nos dará vida y salud para ver a nuestra Amada Patria Libre, Grande, Unida y muy Prospera. Éxitos y buena fortuna hoy, mañana y siempre.

    Sinceramente,

    Marbelys

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    1. Muchas gracias por tus palabras. Las aprecio y valoro. Sigue disfrutando el blog… e invita a tus amigos y familiares a suscribirse al mismo. Un abrazo!

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